Los tiempos están cambiando y debido a circunstancias como la búsqueda de empleo o los estudios las relaciones a distancia están a la orden del día. Pero, ¿es posible mantener una relación a distancia? Veamos qué dice la psicología.
A priori puede parecer que las relaciones a distancia están abocadas al fracaso, y es que “la distancia hace el olvido”… o eso dicen. Afortunadamente, los cada vez más numerosos avances tecnológicos nos permiten establecer contacto con personas en cualquier parte del mundo a tiempo real: podemos hablar con otras personas, mandarles mensajes instantáneos o incluso verlas y que nos vean a tiempo real.
Se ha demostrado científicamente que las parejas que mantienen una relación a distancia pueden llegar a establecer una comunicación más íntima que las parejas que comparten localización geográfica (Jiang, C y Hancock, J. 2013). Y es que, aunque la conexión física es muy importante, estas parejas tienden a llamarse (por teléfono o videoconferencia) y escribirse más frecuentemente, lo que compensa con creces el no estar juntos físicamente. En otras palabras, podríamos decir que estas parejas “miman” más su relación. Por supuesto esto no quiere decir que se quieran más, si no que ponen más empeño en cuidar de su relación, lo que a la larga se traduce en una intimidad más profunda.
Sin embargo, para mantener una buena relación a distancia no basta con la comunicación, por muy íntima que ésta sea. Si en cualquier relación de pareja pueden aparecer los temidos celos, en las relaciones a distancia más. Y como siempre, la mejor forma de combatir los celos es mediante la confianza. La confianza se construye a partir del equilibrio entre lo que se invierte en la pareja (que no deja de ser un proyecto a largo plazo) y el mantenimiento de la propia vida personal, pues no deja de ser importante que cada uno mantenga su propio proyecto de vida independiente del proyecto común con la pareja.
Pero por más confianza y buena actitud ante la distancia, también surgen pequeños problemas y discusiones en estas parejas. En estos casos no se puede contar con el acercamiento físico que muchas veces consigue calmar las tensiones entre la pareja, por lo que la eficacia en las estrategias de resolución de conflictos es clave. Emplear el tiempo que se tiene para comunicarse con el otro en infinitas discusiones favorece la distancia e influye negativamente en la relación.
En muchas relaciones la distancia se presenta como una circunstancia temporal que aparece en un punto del camino que la pareja recorre. Las relaciones a distancia no pueden ser infinitas, pero sí duraderas. En la práctica, analizando los datos, podemos llegar a la conclusión de que, a pesar del miedo o de la negativa de muchas personas, las relaciones a distancia no sólo son posibles sino que además ¡pueden salir realmente bien!